La presurización del radiador de un vehículo se refiere al mantenimiento de una presión controlada en el sistema de refrigeración del motor, que incluye el radiador. Este sistema está diseñado para disipar el calor generado por el motor y evitar el sobrecalentamiento. Es por ello que la presurización se relaciona directamente con el rendimiento y la eficiencia del motor de un vehículo.
Por lo general, la presurización forma parte del mantenimiento normal del
sistema de
refrigeración. Antes de iniciar, asegúrate de que el motor esté completamente frío para
evitar
quemaduras por el líquido refrigerante caliente.
A continuación, algunos pasos generales para presurizar el radiador de un vehículo:
Abre el capó y localiza el tapón del radiador. Revisa el nivel de líquido refrigerante. Si está bajo, agrégale la cantidad necesaria según las especificaciones del fabricante.
Busca posibles fugas de líquido refrigerante en mangueras, conexiones y el radiador mismo. Repara cualquier fuga antes de proceder.
Asegúrate de que el tapón del radiador esté en buen estado. Si muestra signos de desgaste, es recomendable reemplazarlo.
Arranca el motor y deja que alcance su temperatura de operación normal.
Algunos vehículos tienen una válvula de purga en el sistema de refrigeración que permite liberar el aire mientras se agrega líquido refrigerante. Consulta el manual del propietario para conocer la ubicación y el procedimiento específico.
Puedes utilizar una herramienta de presurización específica para el sistema de refrigeración. Estas herramientas suelen conectarse al tapón del radiador o al depósito de expansión y permiten agregar presión al sistema.
Si estás utilizando una herramienta de presurización, observa el manómetro para asegurarte de que la presión en el sistema esté dentro del rango recomendado por el fabricante.
Antes de abrir el sistema para realizar cualquier trabajo (por ejemplo, cambiar un termostato o una manguera), libera la presión del sistema utilizando la válvula de liberación del tapón del radiador o cualquier mecanismo proporcionado por la herramienta de presurización.
Después de presurizar y liberar la presión, vuelve a verificar y ajusta el nivel de líquido refrigerante según sea necesario.
Cuando se cambia este dispositivo, y se rellena de refrigerante sin eliminar el aire del sistema se pueden tener eventos de sobrecalentamiento y este no desaparecerá hasta que no se haya eliminado completamente el aire ya que la transferencia se ve dificultada por la presencia de aire en el sistema.
La presión en el sistema eleva el punto de ebullición del líquido refrigerante. Esto significa que el agua en el sistema puede alcanzar temperaturas más altas antes de convertirse en vapor. Un punto de ebullición más alto es crucial para evitar el sobrecalentamiento del motor, especialmente en situaciones de conducción intensiva o climas cálidos.
La presión ayuda a mejorar la eficiencia del intercambio térmico entre el motor y el líquido refrigerante. Un líquido bajo presión puede absorber más calor antes de vaporizarse, permitiendo que el sistema de refrigeración disipe el calor de manera más efectiva.
La presión ayuda a prevenir la formación de burbujas de aire en el sistema de refrigeración. Las burbujas de aire pueden interferir con la circulación del líquido refrigerante, creando puntos calientes en el motor y aumentando el riesgo de daño.
La presurización del sistema garantiza una circulación constante del líquido refrigerante a través del motor y el radiador. Esto es esencial para mantener una temperatura uniforme en todas las partes del motor y evitar sobrecalentamientos localizados.
En vehículos con sistemas de calefacción, la presurización del sistema de refrigeración también contribuye a la eficiencia del sistema de calefacción, ya que el líquido refrigerante caliente circula de manera más efectiva a través del sistema.
En resumen, la presurización adecuada de los radiadores es esencial para el
funcionamiento
eficiente y confiable de un sistema de refrigeración. Mantener la presión dentro de
los rangos
recomendados contribuye a un rendimiento óptimo y evita problemas potenciales asociados con la
falta de presión en el sistema.
Por lo tanto, es crucial revisar y mantener la presión del sistema de manera regular para
garantizar un funcionamiento eficiente y prolongar la vida útil del sistema de refrigeración.
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