Los radiadores industriales cumplen el papel de mantener operativos los motores y
diversos
sistemas de potencia de las maquinarias, cuidando que se mantengan en una
temperatura ideal
durante su funcionamiento, y, al mismo tiempo, prolongando la vida útil de estos. Esa función
convierte a los radiadores industriales en piezas esenciales para las diferentes industrias que
los emplean.
Por ello, es conveniente que conozcas cómo contribuir en tu rutina diaria con la conservación de
las maquinarias que usas en tu industria, y así evitarás una parada no
programada o de
emergencia en la producción, así como posibles daños al radiador y/o equipos.
Pon en práctica los siguientes hábitos para conservar mejor tu radiador industrial:
De acuerdo al uso que le das a tu maquinaria, plantéate hacer una inspección visual detallada de manera semanal o mensual, lo importante es que no dejes de hacerlo periódicamente, a fin de que puedas detectar cualquier desperfecto a tiempo, como fugas, grietas, óxido o alguna otra alteración. Esto te ayudará a buscar la solución al problema desde un inicio por lo que la reparación será en menos tiempo e implicará un menor gasto. Recuerda que el mantenimiento y la renovación de piezas desgastadas evitarán un sobrecalentamiento del equipo.
Verifica que la temperatura del fluido de enfriamiento se encuentre dentro de los límites recomendados por el fabricante. También, es preciso que compruebes que no se esté produciendo una sobrecarga de trabajo en el motor o sistema de potencia. Por otro lado, es conveniente que revises que los indicadores de temperatura del sistema funcionen de manera correcta. Recuerda que con estos dispositivos podrás monitorear las temperaturas del equipo y además detectar problemas de sobrecalentamiento.
Se sabe que hasta el 60% de las fallas del motor están relacionadas con la mala elección del tipo de refrigerante o con el llenado del sistema con un producto que no corresponde. Para elegir un refrigerante adecuado, consulta antes el manual entregado junto con la maquinaria; solo así te asegurarás que el refrigerante será bien recibido por el equipo y que obedece a los estándares que recomienda el fabricante.
Las aletas del radiador industrial desempeñan un papel clave en la transferencia de calor al incrementar la superficie expuesta al aire. Sin embargo, estas son sensibles al polvo, la suciedad y los desechos. Por ello, una buena práctica es asegurarte que estén limpias y sin restos, mediante una limpieza periódica. Para realizar esta tarea puedes usar aire comprimido o incluso un cepillo suave. Si utilizas agua a alta presión debes tener cuidado con la distancia y orientación del chorro, ya que puedes doblar o dañar las aletas del radiador.
Al igual que el resto de componentes del sistema, las mangueras del radiador pasan por un desgaste natural de uso y tiempo; por tanto, pueden agrietarse o generar alteraciones en su superficie. Debes revisar las mangueras con frecuencia y reemplazarlas si observas signos de daño, como grietas o protuberancias. Es recomendable cambiar las mangueras cada cuatro o cinco años para asegurarte que el refrigerante viaje y se distribuya adecuadamente por todo el sistema. Para el caso de enfriadores de aceite es muy común el desgaste interno y llegar hasta el desprendimiento de caucho e inclusive la malla de refuerzo quedando atrapados en el interior del radiador, obturándolo.
La tapa del radiador ayuda a mantener la presión correctamente, evitando el derrame del refrigerante. Con los años de uso, es natural que la tapa presente signos de desgaste, pudiendo generar pérdida de presión y por consiguiente la disminución del punto de ebullición provocando la salida del fluido, y por ende el sobrecalentamiento y daños en el motor. Lo más recomendable es reemplazar la tapa del radiador cada dos años o según lo estipule el fabricante en el manual del producto.
El sistema de enfriamiento puede contaminarse con óxido, incrustaciones y otras impurezas, reduciendo su potencial para transferir calor de manera eficiente. Para evitar ello, debes realizar un lavado integral. El método y productos que usarás en este proceso dependerá del grado de suciedad, las recomendaciones del fabricante, y los síntomas que presenta la maquinaria. Una de las formas más conocidas de llevar a cabo este proceso es drenando el refrigerante antiguo y lavando el sistema con una solución limpiadora. Luego, rellenar con refrigerante nuevo hasta el nivel recomendado por el fabricante. Es recomendable lavar el sistema cada dos años.
Toma en cuenta estos consejos para dar un uso adecuado de los equipos que te asignen en tu
industria, y así contribuirás a su mejor rendimiento; además evitarás daños que se pueden
ocasionar en el radiador, así como en la misma maquinaria.
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